Los Riesgos de los Adolescentes al Volante

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Publicado

12 de March de 2013


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Si usted es padre de un adolescente que comienza a conducir, probablemente sienta ansiedad cada vez que le da las llaves del auto. Y por una buena razón: los accidentes automovilísticos son la primera causa de muerte entre adolescentes en Estados Unidos, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

La buena noticia, indican los expertos, es que usted puede tomar medidas para disminuir las posibilidades de que su hijo termine en un hospital, o algo peor, cuando se ponga detrás del volante.

Además de mantener a sus hijos seguros, algunas de estas medidas tienen el beneficio adicional de reducir las primas del seguro de auto de su hijo.

Primero, revisemos algunos datos sobre conductores adolescentes recopilados a nivel nacional durante años por compañías aseguradoras y agencias federales de salud:

  • En su primer año conduciendo, 63 por ciento de los adolescentes tienen un accidente.
  •  Los adolescentes tienen tres veces más probabilidades de tener un accidente fatal que los conductores mayores de 20 años.
  • La probabilidad de un accidente fatal aumenta con cada pasajero joven dentro del vehículo, según un estudio realizado por AAA Foundation for Traffic Service en 2012.
  • Inexperiencia y distracción causan más accidentes que la imprudencia al conducir o el alcohol.

“Enviar mensajes de texto es una distracción enorme y los muchachos saben que está mal”, aclara el Dr. Fernando Mendoza, director médico de las salas de emergencias pediátricas de Baptist Children’s Hospital y West Kendall Baptist Hospital. “Pero incluso cuando los están llevando en una camilla a Radiología para hacerles rayos-X, esos chicos siguen texteando a sus amigos”.

Los accidentes pueden ocurrir incluso cuando los conductores inexpertos tratan de mantenerse concentrados.

Al igual que muchos adolescentes surfloridanos, Maya Siman (17) tuvo dos choques leves en sus primeros 18 meses conduciendo. Afortunadamente, nadie resultó herido.

“Cuando obtuve mi licencia de aprendiz, estaba retrocediendo en un estacionamiento y golpeé al carro que estaba detrás de mí”, cuenta. “Simplemente, no lo vi. Otra vez calculé mal la distancia a la que estaba un cubo de basura y lo golpeé con el espejo lateral. El espejo voló dentro del carro, me pasó cerca de la cara y rajó el parabrisas”.

Maya cree sentirse más confiada, más alerta y más precavida desde esos accidentes simplemente porque lleva más tiempo manejando, y los datos le dan la razón. Las leyes de Florida exigen que un conductor con una licencia de aprendiz acumule 50 horas de conducción supervisada, 10 de ellas de noche, antes de hacer la prueba para obtener una licencia intermedia. Pero en vista de que menos escuelas imparten clases de educación vial y que los costos de clases privadas de manejo son prohibitivos para muchos, algunos adolescentes nunca llegan a completar las 50 horas requeridas durante esa etapa.

Incluso aquellos que sí llegan al tiempo requerido mejoran con la experiencia, señalan los estudios. Y es la capacidad de analizar riesgos, reconocer peligros y manejar espacios en lo que se concentran los programas de conducción por internet para adolescentes, refrendados por compañías aseguradoras de autos, agencias policiales y grupos de padres.

El programa teenSMART de Adept Driver, por ejemplo, combina ejercicios de conducción padre-adolescente, escenarios computarizados que ofrecen respuestas inmediatas y una prueba de certificación que, al aprobarse, le permite al adolescente recibir un descuento de Allstate en la mayoría de los estados, incluyendo Florida. El programa Toyota Teen Driver hace énfasis en evitar las distracciones.

Busque en internet o consulte con su compañía de seguro para encontrar un programa. Algunos son gratis; otros cobran una tarifa.

El Dr. Mendoza opina que el mensaje sobre cómo conducir de manera segura debe comenzar en casa y a edad temprana. “Es parte de la conversación sobre ‘sexo, drogas y rock and roll’ que nosotros, como padres, necesitamos tener continuamente con nuestros hijos”, señala. “Los chicos sí escuchan a sus padres. Y nosotros tenemos que servir de modelos. Como adultos, tenemos que ponernos el cinturón de seguridad, no usar el teléfono mientras manejamos y no beber nunca cuando conducimos”.