8 de April de 2020 por Adrienne Sylver
Son desmitificadas las directrices para las estatinas
Por casi 30 años, los medicamentos para bajar el colesterol, conocidos como estatinas, han estado disponibles para reducir el riesgo para los ataques cardiacos en personas que han sufrido ataques cardiacos previos y que tienen altos niveles de colesterol LDL, el tipo que está asociado con la enfermedad cardiovascular. La primera de esta clase de medicamentos, la lovastatina, fue aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos en el 1987, según los National Institutes of Health.
Desde entonces, las investigaciones han descubierto los beneficios adicionales de la terapia con estatinas, incluyendo la prevención de un primer ataque cardiaco o infarto cerebral en personas con alto riesgo para estos eventos debido a sus altos niveles de colesterol LDL. Con estos hallazgos, sin embargo, vienen las variadas opiniones de cuándo estos medicamentos deben ser recetados para obtener los máximos beneficios.
Distintas directrices acerca de las estatinas
De hecho, un reporte publicado en la revista Journal of the American Medical Association en abril, resalta la gran diferencia entre el número de personas que son recetadas las estatinas bajo las directrices publicadas por el American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA), y el número de personas que reciben estatinas según las directrices de la United States Preventive Services Task Force (USPSTF). Casi 9.3 millones de personas de menos serían recetadas estatinas bajo las directrices de la USPSTF, según el estudio.
Algunos analistas sugieren que las directrices más estrictas de la ACC/AHA pueden llevar a un exceso de recetas. Los médicos dicen que las directrices simplemente los ayudan a tomar decisiones educadas que pueden ayudar a salvar vidas.
“Lo que hemos visto en las últimas tres décadas es que las estatinas funcionan para reducir los niveles de colesterol”, afirmó Jonathan Fialkow, M.D., un cardiólogo con Miami Cardiac & Vascular Institute y lipidólogo certificado por la American Board of Clinical Lipidology. “Y lo hacen con seguridad y sin causar efectos adversos a los órganos principales, tales como el cerebro y el hígado, o a la calidad de vida”.
El Dr. Fialkow, que es el oficial en jefe de integración clínica para Baptist Health, advierte que no se deben escoger las directrices a seguir solamente porque estas parezcan más conservadoras en términos del número de personas que necesitan terapia con estatinas. En vez, el sugiere una conversación cándida con un cardiólogo.
El propósito de las directrices
“Estas dos agrupaciones de directrices usan límites arbitrarios para determinar quién debe recibir estatinas para prevenir los ataques cardiacos o los infartos cerebrales en los próximos 10 años”, dijo él. Las directrices de la ACC/AHA ponen el ‘alto riesgo’ una 7.5 por ciento de probabilidad de tener un evento en ese período de tiempo, mientras que la definición de ‘alto riesgo’ de la USPSTF es de un 10 por ciento de tener un infarto cerebral o un ataque cardiaco en los próximos 10 años, acompañado por otros factores de riesgo tales como la diabetes, el alto colesterol o la enfermedad cardiaca”.
En el mejor de los casos, el Dr. Fialkow dice que estas directrices indican que 7.5 personas o 10 personas de cada 100 con factores de riesgo similares tendrán un ataque cardiaco o un infarto cerebral durante la próxima década sin intervención. Sin embargo, las directrices no pueden predecir quién serían esas personas. Ese significa que los médicos y sus pacientes deben decidir si una probabilidad de un 7.5 por ciento o un 10 por ciento es demasiado alta para tomar el riesgo de no tomar la estatina.
“Las directrices son simplemente herramientas que utilizamos para tomar decisiones”, dijo él. “Si supiéramos cuáles 7 personas iban a sufrir un ataque cardiaco en los próximos 10 años, simplemente le recetaríamos la estatina a esas personas y ayudaríamos a las demás con cambios de estilo de vida, tales como consumir alimentos nutritivos, permanecer físicamente activos y dormir lo suficiente para ayudar a sus cuerpos a funcionar adecuadamente”.
A medida que más investigaciones revelan las causas de los ataques cardiacos y los infartos cerebrales, las herramientas de diagnóstico pueden ayudar a identificar más de cerca aquellos individuos que tienen mayores probabilidades de sufrir un ataque cardiaco o un infarto cerebral. La cuantificación de calcio coronario, por ejemplo, se ha comprobado útil para identificar más claramente los riesgos de una persona para un ataque cardiaco o un infarto cerebral, dijo el Dr. Fialkow. Sin embargo, no todo el mundo es candidato para una cuantificación de calcio coronario.
Cómo tomar una ‘decisión educada’
“Tenemos que tomar lo que ya sabemos acerca de los ataques cardiacos y los infartos cerebrales y tomar una decisión educada acerca del riesgo de cada persona. Eso es lo que estas directrices nos ayudan a hacer”, dijo él.
No importa qué directrices su médico recomiende seguir, es importante entender que la eficacia de las estatinas está comprobada, que son extremadamente bien toleradas y que no son costosas, dijo el Dr. Fialkow. El saber que estos medicamentos pueden prevenir un ataque cardiaco o un infarto cerebral potencialmente mortal en los próximos 10 años de su vida puede ser todo lo que usted debe saber para tomar una decisión.
“No existe una respuesta correcta o incorrecta”, dijo él. “Es lo mejor que ofrece la medicina hoy en día”.
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