7 de April de 2020 por John Fernandez
La demencia en los ancianos puede advertir que hay neumonía
Es un hecho trágico y muy conocido que los ancianos pueden experimentar demencia, o un cambio agudo en su estado mental, como síntoma de la vejez o una enfermedad como el Alzheimer.
Pero, ¿qué sucede si la confusión, desorientación o un grado de demencia es un síntoma de alguna otra cosa que podría ocurrir a un ser querido o un cuidador?
Con mucha frecuencia, los pacientes ancianos en sus setentas, ochentas o mayores visitan a sus médicos y descubren que recientes episodios de desorientación realmente fueron causados por una infección base que con mucha frecuencia es la neumonía.
El vínculo entre las infecciones y las funciones cerebrales
De acuerdo con una investigación presentada por la American Stroke Association en su Conferencia Internacional sobre Accidentes Cerebrales, 2014 y haciendo referencia a una nueva investigación reportada hoy, la exposición a infecciones comunes se ha asociado a la función cerebral y de la memoria – aunque las infecciones no causen malestar y sean de otra forma asintomáticas,
Estudios más tempranos ya han vinculado ciertas infecciones a un aumento de riesgo de accidente cerebral y enfermedad Alzheimer.
Pero los investigadores en este nuevo estudio encontraron vínculos entre los niveles de anticuerpos causados por la exposición a infecciones -incluyendo aquellas que pueden resultar en inflamación de los pulmones y neumonía- a un deterioro del rendimiento cognitivo. Ese deterioro de las funciones puede afectar la memoria, la habilidad para planear y razonar, la velocidad del proceso mental y el pensamiento abstracto.
Muchos de estos casos son únicos porque con frecuencia no hay presentes otros síntomas obvios, explica el Dr. Carlos Barrera, cuyas especialidades incluyen medicina interna y medicina pulmonar.
“Los pacientes mayores a veces no presentan los síntomas obvios de neumonía o infección en las vías respiratorias superiores” explica el Dr. Barrera. “Podrían tener algo de fiebre, pero los síntomas son bastante mínimos. Sin embargo, se percibe un cambio agudo en el estado mental por el cual los familiares o cuidadores deben llevarles al médico”.
El médico probablemente mande a hacer análisis de sangre y orina y radiografías del pecho. Aunque los resultados del laboratorio podrían no revelar mucho ya que los conteos de células sanguíneas, que indican infecciones, a veces no aumentan mucho, añade el Dr. Barrera.
¿Qué tipo de demencia puede resultar de la neumonía?
La demencia generalmente se refiere a un deterioro de la habilidad mental que es lo suficiente serio para interferir con su vida diaria. Pérdida de memoria a corto plazo, confusión y desorientación son los más comunes cuando la demencia es el resultado de una lesión o infección.
De acuerdo con la Asociación del Alzheimer, los síntomas de la demencia pueden variar mucho, pero al menos dos de las siguientes funciones deben mostrar suficiente deterioro como para considerarse demencia:
- Memoria.
- Comunicación y lenguaje.
- Habilidad de enfocarse y prestar atención.
- Razonamiento y juicio.
- Percepción visual.
A veces, un cambio importante de conducta es el síntoma que debe preocupar a los cuidadores, dice el Dr. Barrera.
Según la generación de los baby boomers (término usado para quienes nacieron después de la II Guerra Mundial) evoluciona hacia la jubilación, el tema de la demencia causada por neumonía ha ganado interés.
“Más personas ahora mayores de 65, continuarán envejeciendo durante varios años antes de que comencemos a ver una disminución”, dijo el Dr. Barrera. “Si su ser querido tiene un cambio de estado mental agudo, no espere para ver un siguiente síntoma. Acuda al médico”.
¿Cuáles son otros síntomas de neumonía entre los adultos mayores?
Un cambio en su estado cognitivo (delirio, confusión, demencia) es una señal importante de neumonía en los ancianos. Tal vez no se presenten otras señales de aviso pero, de haberlas, podrían incluir:
- Dolor en el pecho.
- Falta de aire.
- Sudores.
- Escalofríos con temblores.
- Fiebre alta.
- Dolores y molestias musculares y en las coyunturas.
- Piel “grisácea” o “amoratada” (resultado de un abastecimiento reducido de oxígeno en la sangre).
- Piel húmeda y fría al tocarla.
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