El alcohol y la salud cerebral: Inclusive beber moderadamente puede ser dañino

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Publicado

22 de May de 2018


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¿Puede el beber con moderación – una o dos bebidas alcohólicas al día – ser perjudicial para su salud? Un nuevo informe que recopiló los datos de 83 estudios en 19 países, enfocándose en casi 600,000 bebedores actuales dice que sí.

Consumir más de 100 gramos de alcohol – alrededor de siete copas de vino o vasos de cerveza tamaño promedio por semana – está vinculado con un aumento en el riesgo de muerte por todas las causas, concluyeron los investigadores. Las directrices dietéticas de los Estados Unidos recomiendan que las personas que no beben alcohol no deben comenzar a hacerlo. Para los adultos que sí beben, las directrices sugieren que los hombres no beban más de dos tragos por día y recomiendan que las mujeres que no están embarazadas beban solamente un trago por día.

El nuevo informe acerca de beber moderadamente, publicado recientemente en la revista The Lancet, pone en duda otros estudios que indican que beber una copa de vino tinto por día puede ser beneficioso. El problema está en que el alcohol afecta a las personas de distintas maneras, y también deben tomarse en consideración otros problemas de salud subyacente, dicen los profesionales de salud.

“Cuando se habla de ‘beber moderadamente’, ¿qué significa eso en realidad?”, dice Sergio Jaramillo, M.D. neurólogo con Baptist Health Neuroscience Center. “Existen distintas concentraciones de alcohol en las distintas bebidas. Usted debe hablar con su médico acerca de lo que en realidad es una cantidad moderada de alcohol. Hay muchos datos que tienen que ver con una copa de vino tinto al día”.

Mientras que hay algún debate acerca de la idea de beber una copa de vino o un vaso de cerveza al día, hay mucha más certeza acerca de beber demasiado. El uso excesivo del alcohol causó aproximadamente 88,000 muertes y 2.5 millones de años de pérdida de vida potencial cada año en los EE.UU. desde el 2006 hasta el 2010, acortándole la vida a aquellos que murieron por un promedio de 30 años, según los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (CDC por sus siglas en inglés).

El uso excesivo y regular del alcohol es un factor de riesgo conocido para la enfermedad hepática, los problemas cardiacos, las complicaciones relacionadas con la diabetes, los problemas digestivos, el daño cerebral y un sistema inmunológico debilitado. El uso excesivo de alcohol a largo plazo ha sido vinculado con un mayor riesgo para muchos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de la boca, la garganta, el hígado, el colon y el seno. Inclusive el beber moderadamente puede aumentar el riesgo para el cáncer de seno, según las investigaciones.

 

El alcohol y el cerebro

Beber inclusive una copa de vino o un vaso de cerveza por día, o cualquier tipo de licor fuerte, puede tener un efecto “calmante” que hace más fáciles las interacciones sociales, dice el Dr. Jaramillo. El alcohol también interactúa con el neurotransmisor del cerebro que envía mensajes químicos a través del sistema nervioso y que está involucrado en la regulación de la comunicación entre las células cerebrales. El papel que desempeña este neurotransmisor, llamado ácido gama aminobutírico o GABA es el de inhibir o reducir la actividad de las neuronas o células nerviosas. En otras palabras, GABA es primordialmente responsable por las inhibiciones de una persona.

“Mientras más bebe una persona, más se acostumbra el cerebro de la persona a estar en ese estado”, dice el Dr. Jaramillo. “El problema es que ése es un efecto corto. Si usted quiere continuar con ese efecto, tiene que seguir bebiendo. Y el hecho es que el alcohol es muy tóxico para el cuerpo incluyendo el cerebro y los nervios periféricos. Por eso existe mucha evidencia que demuestra claramente los malos efectos del alcohol en el cerebro y el sistema nervioso”.

El neurotransmisor GABA desempeña un papel importante en el comportamiento, la cognición y la respuesta del cuerpo al estrés. Los medicamentos recetados llamados benzodiacepinas se adhieren a los mismos receptores que el GABA. Estos imitan el efecto calmante natural del GABA y los efectos del alcohol. El medicamento Diazepam (Valium) y el Lorazepam (Ativan) están entre las benzodiacepinas más recetadas para el insomnio y los trastornos de ansiedad. Estos frenan el sistema nervioso del cuerpo y causan somnolencia.

“No cabe duda en mi mente que hay personas que usan estos químicos por motivos personales para sentirse más cómodos en reuniones sociales”, dice el Dr. Jaramillo. “Pero luego tienen que montarse en sus autos para regresar a sus casas y ese es otro aspecto peligroso para ellos y para nuestra sociedad en general”.

Beber en exceso y la presión sanguínea

El beber alcohol compulsivamente representa el “patrón más común del uso excesivo del alcohol en los Estados Unidos”, dicen los CDC. Esto ocurre típicamente cuando los hombres consumen cinco o más tragos, o las mujeres consumen cuatro o más tragos, en alrededor de dos horas, dicen los CDC. El beber compulsivamente puede aumentar significativamente la presión sanguínea de una persona, el factor de riesgo principal para los infartos cerebrales, dice Ian Del Conde, M.D., un especialista cardiovascular con Miami Cardiac & Vascular Institute.

“Beber alcohol compulsivamente es malo para la salud – no sólo para el hígado, el cual es probablemente el órgano más afectado por el alcohol, pero también para la presión”, dijo el Dr. Conde. “Las grandes cantidades de alcohol consumidas en un período corto de tiempo, pueden elevar la presión sanguínea. Así que usted puede tener la presión muy alta el sábado por la mañana, si estaba bebiendo alcohol compulsivamente el viernes por la noche”.

Los efectos del alcohol en la salud y el comportamiento en general

Los investigadores en el estudio reciente acerca del consumo moderado del alcohol también reportaron que beber entre siete y 14 tragos por semana está vinculado con un mayor riesgo para la enfermedad cardiaca, los infartos cerebrales, los aneurismas aórticos y la insuficiencia cardiaca. Estos riesgos son generalmente más altos para las personas que bebían más alcohol, concluyeron los investigadores.

Cuando se trata de los neurotransmisores del cerebro, los cuales normalmente contribuyen al buen juicio de las personas, también existe evidencia de un impacto a largo plazo por causa del alcohol, dice el Dr. Jaramillo.

“El alcohol puede afectar esta parte del cerebro específicamente”, dice él. “La gente se siente más cómoda y tienden a hacer cosas que no harían normalmente si no tuvieran alcohol en sus cuerpos. Estos son los efectos a corto plazo. Pero con el pasar del tiempo, también hay evidencia de un impacto a largo plazo en esta parte del cerebro lo cual puede cambiar nuestro comportamiento”.