7 de April de 2020 por John Fernandez
Disminuyen las infecciones de oído en los niños pequeños
Por generaciones, era un doloroso y común ritual para muchos bebés y pequeñines – así como para sus padres. Las infecciones de oído significaban una visita al pediatra con un niño febril y un examen del oído inflamado del niñito que gritaba del dolor. Luego venía la receta del antibiótico líquido color rosa, amoxicilina, para tratar la otitis media, o infección del oído medio, y la esperanza de que el niño se recuperara rápidamente y que permaneciera libre de infecciones por un tiempo.
Los niños con infecciones crónicas repetidas que enfrentaban la pérdida de la audición y las demoras en el habla, frecuentemente se sometían a un procedimiento menor para ponerle tubos en los tímpanos para evitar la acumulación de líquido y permitir que entrara aire al oído medio.
Hoy en día, mientras que las infecciones de oído no son totalmente cosa del pasado, son menos comunes y los tratamientos con antibióticos son de menos rutina. “Sí, estamos viendo una mejora en las infecciones de oído de tipo bacterial”, dijo Tatiana Ivan, M.D., doctora de medicina familiar para el Baptist Health Primary Care Family Medicine Center en West Kendall Baptist Hospital.
Las tasas de infección están disminuyendo según un estudio
En un estudio publicado en la edición de marzo de la revista Pediatrics, los investigadores siguieron a 367 bebés en su primer año de vida. Encontraron que un 6 por ciento de ellos tenían una infección de oído en o antes de la edad de 3 meses, un 23 por ciento para los 6 meses, y un 46 por ciento para el año. En los 1980 y 1990, se documentaron tasas más altas de infecciones de oído: 18 por ciento de los bebés tenían una infección de oído en o antes de la edad de 3 meses, entre 30 y 39 por ciento para los 6 meses y entre 60 y 62 por ciento para el año.
En el reciente estudio, los bebés que tenían infecciones de oído, también tenían dos veces más catarros, revelando el vínculo entre los virus y las infecciones de oído. Los bebés que lactaban tenían menos catarros e infecciones de oído que los bebés que no lactaban, un hallazgo que fue consistente con muchos estudios previos.
Además de la lactancia, los investigadores han identificado varios otros factores que conducen a la disminución en las infecciones de oído:
- Nuevas y mejores vacunas;
- Una tasa más baja de tabaquismo entre los padres;
- Un criterio más estrecho para diagnosticar las infecciones de oído.
En el 2000, se introdujo la primera vacuna infantil para el Streptococcus pneumoniaiae o neumococo. Los neumococos pueden causar serias infecciones como la neumonía y la meningitis y también son uno de los tipos de bacteria que causan las infecciones de oído. Un estudio en el 2014 de la revista JAMA Pediatrics encontró, desde el 2004 al 2011, una disminución en las visitas médicas debido a las infecciones de oído entre los niños, con una alta reducción entre el 2010 y el 2011, el mismo año que la vacuna contra los neumococos fue mejorada para cubrir más serotipos de bacterias.
Los antibióticos recetados en exceso
Ante las inquietudes acerca del exceso en las recetas de antibióticos y sus efectos en el microbioma del niño (las bacterias que residen dentro del cuerpo), la Academia Americana de Pediatría actualizó sus directrices de práctica basadas en las evidencias en el 2013 para intensificar el criterio para el diagnóstico de la otitis media. El tímpano del niño debe estar claramente abultado, no solamente rosado o rojo, antes de que los antibióticos se consideren un tratamiento apropiado. Y las directrices sugieren un enfoque de esperar para ver para los niños con tímpanos abultados que no tienen mucho dolor o fiebre alta.
Las nuevas directrices reflejan un énfasis en el mantenimiento de microbiomas más saludables, los cuales conducen a sistemas inmunológicos saludables y a la prevención de las bacterias resistentes.
La Dra. Ivan dijo que el programa de Residencia en Medicina Familiar de West Kendall Baptist Hospital toma las recomendaciones muy en serio.
“Existen directrices claras acerca del diagnóstico y de quién debe recibir antibióticos y quién debe ser observado por entre 48 a 72 horas”, dijo ella.
Típicamente, los padres llevan a sus hijos al pediatra con fiebre y síntomas de catarro. “Lo que tratamos de hacer es asegurarnos de que no haya una infección bacterial”, dijo la Dra. Ivan. “Si alguien tiene catarro, puede tener mucha inflamación en las membranas mocosas, lo cual causa que el oído interno no pueda drenarse. Esto pone al niño en riesgo para una infección bacterial porque el líquido se acumula y no tiene por dónde salir”.
La Dra. Ivan dice que comunicarse con los padres y educarles acerca de los tratamientos basados en evidencia son la clave para el desarrollo de una relación de confianza con la familia.
“Yo estoy viendo que más y más padres responden muy bien a la educación”, dijo ella. “Quieren mantener seguros a sus hijos. Nosotros les dedicamos tiempo para que se sientan cómodos al final de su visita y para que adquieran un entendimiento positivo del proceso de la enfermedad. A veces es más seguro tratar el dolor y la incomodidad, ofreciendo medidas de confort, en vez de antibióticos”.
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