8 de April de 2020 por Adrienne Sylver
La verdad acerca del dolor
La mayoría de nosotros hemos sentido un dolor fuerte y fugaz en algún lugar de nuestro cuerpo que nos lleva a parar lo que estamos haciendo y tratar de localizar la fuente de ese dolor.
Más veces que no, tan pronto nos detenemos, el dolor desaparece y seguimos con nuestras vidas.
¿Qué sucede, sin embargo, cuando ese dolor dura minutos, horas, días, semanas o meses? ¿Puede usted olvidarlo y seguir con su rutina diaria? ¿Debería?
La respuesta es un poco más complicada de lo que usted pueda pensar, según Moises Lustgarten, M.D., director médico de manejo del dolor en Baptist Health Neuroscience Center. “Las personas tienen distintas tolerancias al dolor”, dijo. “Por eso, en vez de decir que un dolor duradero o crónico debe ser atendido de inmediato, nosotros recomendamos usar su calidad de vida como guía”.
El Dr. Lustgarten, anestesiólogo que se especializa en el manejo del dolor, ve a muchas personas en su práctica que han sufrido de dolores en el cuello, la espalda y de artritis hasta el punto en que sus vidas fueron negativamente impactadas.
Lo que sucede, especialmente en las personas de la tercera edad, es que comienzan a dejar de hacer las cosas que realmente disfrutan”, dijo el Dr. Lustgarten. “Eso desencadena un ciclo que deteriora su salud”.
Las personas que viven con dolores crónicos dejan de hacer ejercicios. Se alejan de las situaciones sociales. Pueden deprimirse y dejar de comer o comer demasiado. Pueden comenzar a tomar medicamentos sin receta para el dolor, que pueden ser peligrosos en grandes cantidades. También pueden acudir al alcohol o abusar de las drogas.
El Dr. Lustgarten y otros expertos en su campo dicen que estos comportamientos llevan a más deterioro físico y angustia mental, que pueden rápidamente pueden volverse fuera de control.
Un estudio citado en la edición de mayo de 2008 de la revista Pain, sugirió que el deterioro de la salud por causa de los dolores crónicos puede comenzar tan pronto como cinco semanas después del inicio, pero concluyó que se necesitan más estudios.
El Dr. Lustgarten dice que es importante distinguir entre un dolor duradero y persistente y un dolor que ocurre como resultado de una falla en el cuerpo que puede amenazar la vida, tal como un derrame cerebral o un ataque cardiaco, conocido por los médicos como un dolor “agudo”.
“Si usted tiene un dolor repentino con debilidad en las extremidades, dificultad al respirar, falta de conocimiento o fiebre, debe buscar atención médica de inmediato,” dijo el doctor. “Pero si ha estado viviendo con un dolor crónico que le hace sentir indefenso, usted debe hablar con su médico de atención primaria para que le refiera a un especialista en dolores”.
Mientras que los especialistas en dolores son bastante comunes en las áreas metropolitanas y urbanas, las personas que viven en lugares rurales o remotos, pueden tener que depender de su médico de atención primaria u optar por vivir con el dolor.
“Desafortunadamente, el acceso a los médicos especialistas en dolores es un problema para algunas personas”, dijo el Dr. Lustgarten. “Sin embargo, para aquellos afortunados que buscan los consejos de un especialista en dolores, tenemos tratamientos tales como fisioterapia, inyecciones y otros medicamentos que si pueden hacer una gran diferencia”.
La clave, dice, es ponerle atención a su habilidad de tolerar el dolor y seguir funcionando normalmente.
“Cuando su estilo de vida cambia a causa de su dolor, es hora de buscar ayuda”.
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