25 de March de 2020 por John Fernandez
El control de dolor si sufre de gota
Muchas personas la han escuchado describir la gota como la “enfermedad de los reyes” o la “enfermedad del hombre rico”. Esto se debe a que se pensaba que la gota afligía sólo a los glotones, un estilo de vida que incluía el consumo excesivo de alcohol y de carne.
Hoy en día, los profesionales de la medicina saben que esta enfermedad no depende solamente de la dieta. Es sobre todo el resultado de cómo el cuerpo controla el ácido úrico, dice el Dr. Milton Bengoa, médico de medicina interna afiliado a Homestead Hospital.
La gota es una forma de artritis inflamatoria desencadenada por una acumulación de ácido úrico en las articulaciones. La enfermedad causa ataques repentinos y severos de dolor, enrojecimiento y dolor en las articulaciones, con mayor frecuencia en la articulación en la base del dedo gordo del pie. La gota también puede afectar otras articulaciones, incluyendo los tobillos, las rodillas, las manos, las muñecas y los codos. La gota aguda por lo general afecta sólo una articulación a la vez, pero puede llegar a ser crónica y afectar a varias articulaciones. Un ataque de gota puede durar desde unos pocos días hasta dos semanas si no se atiende.
“La gota puede ser muy dolorosa y debilitante”, dice el Dr. Bengoa. “No es algo para tomarse a la ligera”.
Más de ocho millones de estadounidenses padecen de la dolorosa afección, según el Arthritis Foundation. La gota más comúnmente ataca a los hombres mayores de 30 años, pero también se produce en las mujeres después de la menopausia y afecta a las personas con enfermedad renal. Debido a los factores genéticos, la gota tiende a heredarse en algunas familias. Otros factores de riesgo son la obesidad, la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol y los triglicéridos altos.
En alrededor del 10 por ciento de las personas con gota, el ácido úrico se acumula en la sangre debido a que su cuerpo lo produce en exceso. En el otro 90 por ciento de los enfermos de gota, los riñones no eliminan el ácido úrico de manera eficiente.
“Algunas personas son más susceptibles a la gota”, dice el Dr. Bengoa. “Afortunadamente, es posible tratar la gota y reducir sus ataques de dolor, al evitar los alimentos y medicamentos desencadenantes y tomando medicamentos que pueden ayudar”.
Si usted sufre de gota, el Dr. Bengoa recomienda colaborar con su médico para determinar los factores desencadenantes de gota, que pueden incluir:
• Los alimentos: carne, vísceras, carne de cerdo, anchoas, arenque, vieiras, sardinas, mejillones, trucha, bacalao, eglefino, espinacas, coliflor, espárragos, hongos/setas, guisantes/petit pois/chícharos, avena, frijoles o lentejas secas.
• Bebidas: alcohol o bebidas azucaradas.
• Medicamentos: aspirina en dosis bajas, diuréticos (píldoras para el agua) o inmunosupresores.
Su médico también puede recomendarle que agregue productos lácteos bajos en grasa a su dieta y beber muchos líquidos, especialmente agua, para ayudar a eliminar el ácido úrico de su cuerpo.
“Los cambios de estilo de vida saludables, como la buena nutrición, el ejercicio y la pérdida de peso, pueden marcar una diferencia en su gota – y su salud en general”, dice el Dr. Bengoa.
Además de los hábitos de estilo de vida positivos, el médico puede recomendar medicamentos para tratar la gota. Un plan de tratamiento de la gota a menudo se divide en dos etapas: a corto plazo y a largo plazo.
Durante un ataque de gota, el plan de tratamiento a corto plazo puede incluir medicamentos tales como los antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs por sus siglas en inglés), corticoides o colchicina para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Estos medicamentos se deben tomar hasta que los síntomas hayan desaparecido, dice el Dr. Bengoa.
Después de la inflamación de un ataque de gota haya desaparecido, su médico puede recomendarle un tratamiento a largo plazo para reducir el nivel de ácido úrico en la sangre y la frecuencia y severidad de los ataques futuros. La mayoría de los médicos no inician estos medicamentos hasta varios días o semanas después de que un ataque de gota haya terminado. El tratamiento a largo plazo depende de los niveles de ácido úrico y la probabilidad de ataques recurrentes de gota.
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