Una Paciente Singular

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Publicado

22 de March de 2013


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El Dr. Joel Levin, cirujano plástico de Baptist Health, recibió una llamada urgente para que ayudara a una paciente con una infección que se extendía hasta el hueso de su dedo índice derecho. El problema era tan grave que se sospechaba le había ocasionado un aborto.

Hubiera sido un caso pro bono, otra de las numerosas cirugías gratuitas que el Dr. Levin suele realizar a pacientes necesitados, por lo general niños con deformaciones faciales. Sin embargo, estaba lejos de ser un caso —o paciente— de rutina.

Bonnie, la paciente, es uno de los dos orangutanes residentes en el Zoo Miami, una especie en extremo peligro de extinción que comparte 97 por ciento del ADN humano.

La infección había sido a consecuencia de una lesión, supuestamente una mordida
que Mango, la pareja de Bonnie, le había dado meses antes.

El Dr. Levin, asistido por el cirujano plástico Dr. Joshua Lampert y por las enfemeras de Bapstist Hospital Linda Timmons y Lee Weirich, llegaron al Zoo Miami para ver si podía salvarse el dedo de Bonnie, y quizá hasta su vida.

Cuando el Dr. Levin observó los rayos-X, lo vio claro. “Había que amputarle el dedo”, dice. El cirujano realizó la misma minuciosa “reconstrucción de colgajo” que hubiera hecho a un paciente humano.

Ron Magill, vocero de Zoo Miami que fotografió la operación, quedó impresionado con el meticuloso cuidado con que el Dr. Levin y su equipo atendieron a Bonnie.
“Sabía lo que tenía que hacer para que quedara bien, a nivel cosmético y funcional. Redirigió el nervio para crear un nuevo circuito. Fue un trabajo que requirió gran cantidad de tiempo completar”, cuenta Magill. “Quería evitarle a Bonnie cualquier dolor innecesario”.

El primer día que le permitieron a Bonnie salir, menos de un mes después de la cirugía, la orangutana pudo utilizar normalmente su mano derecha pelando bananas, columpiándose en las ramas de los árboles y “caminando” con sus nudillos. La mayoría de los visitantes del zoológico nunca notaron que le faltaba un dedo.

“El Dr. Levin no sólo es cirujano, es un artista”, dice Magill. “Lo hizo increíblemente atractivo desde el punto de vista cosmético. Consideramos todo un privilegio que haya venido aquí”.

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