Cuando Gilda Torregroza (73), profesora jubilada de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Panamá comenzó a experimentar dolor e inflamación en su mano y brazo derechos, sospechó que eran síntomas de un linfedema.
Ella sabía que los tratamientos a los que la habían sometido hace 15 años cuando tuvo cáncer de seno (una
lumpectomía, la extirpación de 22 ganglios linfáticos de la axila y radiaciones) podían dañar el sistema linfático de la zona afectada.
De hecho, el linfedema secundario se puede desarrollar por varias causas, como una infección, un traumatismo y por los tratamientos contra el cáncer, cuando se extraen o se dañan los ganglios y los vasos linfáticos. Esto puede ocasionar la acumulación del líquido que circula por los tejidos subcutáneos del sistema linfático, produciendo la inflamación y el aumento del volumen de los brazos y las piernas, por lo general, o en otra región del cuerpo donde se afectaron los ganglios.
El linfedema produce dolor y pérdida parcial del movimiento y puede convertirse en una afección permanente con serias complicaciones, tales como la celulitis —una infección bacteriana de la piel— si no se trata. El linfedema primario es una condición hereditaria menos común.
Arlene Sotolongo, fisioterapeuta especializada en linfedema y coordinadora del Programa de Linfedemas
de Baptist Hospital, advierte que aunque este no se cura, puede controlarse si se siguen ciertas recomendaciones. Los objetivos del tratamiento son disminuir el volumen, reducir los síntomas y evitar la progresión y las complicaciones.
Esta dolencia puede presentarse meses y hasta años después de las cirugías, como en el caso de Torregroza, cuyo brazo derecho medía tres centímetros de circunferencia global más que el izquierdo cuando comenzó su terapia en Baptist Hospital, en abril.
Sotolongo inició el control del linfedema de Torregroza con drenaje linfático manual, un masaje suave de poca
presión, seguido de compresión con un vendaje de baja elasticidad alrededor del brazo para descongestionarlo y mejorar la circulación de los líquidos linfáticos. Cuando el paciente entra en una fase más independiente usa una faja de compresión. “Estas fajas ayudan al paciente a mantener lo que ha avanzado con el tratamiento”, comenta Sotolongo.
En dos meses de terapia, Torregroza ya ha visto resultados: el volumen de su brazo se ha reducido dos centímetros y sus tejidos se han suavizado, lo que disminuye el riesgo de infección. No obstante, sigue todos los consejos de su terapeuta para evitar la exacerbación del linfedema. “Yo hago fielmente los ejercicios que me enseñaron para reducir la acumulación del líquido”, dice.
La cirujana oncóloga de seno Gladys Girón de Baptist Health Breast Center afirma que con la biopsia del ganglio centinela —un procedimiento que consiste en extraer menos ganglios que en la cirugía de vaciamiento axilar— el riesgo de linfedema en los pacientes con cáncer de seno es del 10 por ciento, mientras que con el vaciamiento axilar es del 20 al 40 por ciento.
Gail Chepenik (63) desarrolló linfedemas en la pierna y el pie izquierdos y en el abdomen cuatro meses después de una cirugía de cáncer de ovario.
Esta situación era muy problemática para Chepenik, que es enfermera y pasa muchas horas de pie. Antes de comenzar la terapia, el rango de movimiento de su pierna era muy limitado. “No podía flexionar el pie ni caminar bien. Sentía que la pierna me pesaba una tonelada”.
Con la ayuda de la terapia administrada por la especialista en linfedema, Mary Croswell de South Miami Hospital, y con una serie de ejercicios que hace en su casa y en el trabajo, Chepenik ha logrado controlar el problema. “Ya no tengo cáncer, así que puedo ocuparme de esto. Incluso puedo hacer mis actividades, estar con mi familia y amigos y disfrutar de la vida”, afirma.
El Programa de Linfedema de Baptist Hospital y de South Miami Hospital también ofrece educación sobre
cómo prevenir linfedemas a pacientes que aún están en tratamiento.
RECOMENDACIONES PARA PREVENIR EL LINFEDEMA
• No se tome la presión en el brazo operado
• Evite las extracciones de sangre en el brazo operado
• Evite arañazos, mordeduras, heridas y pinchazos
• Cure inmediatamente las heridas, aun cuando sean pequeñas
• Evite el exceso de calor
• Hidrate su piel, en especial los codos
• Evite usar prendas ajustadas
• Use una manga de compresión para viajar en avión y hacer ejercicios
SEÑALES EN PACIENTES con CÁNCER DE SENO
• Inflamación de dedos, manos, brazo, hombro, tórax o seno
• Sensación de calor en la zona
• Dolor o molestia que no se había presentado antes
• Cambios en la piel: se siente dura o luce roja