La diabetes tipo 2 es una enfermedad característica de las familias hispanas; sin embargo, no se manifestaba tan frecuentemente en los jóvenes como la diabetes tipo 1.
De acuerdo con un nuevo estudio de la Asociación Estadounidense de la Diabetes, esta enfermedad —que está relacionada con la obesidad— está aumentando más rápidamente entre niños y jóvenes latinos que entre otros grupos. El Concilio Nacional de la Raza reportó que uno de cada dos niños latinos nacidos en el año 2000 desarrollará diabetes.
Cuando la diabetes afecta a un niño, generalmente se asume que es tipo 1 o juvenil. Sin embargo, en las últimas décadas la diabetes tipo 2, que anteriormente se manifestaba sólo en adultos, es cada vez más común en los niños y en los adolescentes estadounidenses, sobre todo en aquellos que son obesos.
Los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés) publicados en la edición de mayo de este año de la revista Pediatrics muestran que casi uno de cuatro adolescentes entre los 12 y los 19 años está al borde de desarrollar diabetes tipo 2 o ya tiene diabetes. Hace 10 años el riesgo de diabetes y de prediabetes entre los adolescentes era casi de uno entre 10. La prediabetes es una afección que casi siempre se presenta antes que la diabetes tipo 2.
Una de las preocupaciones que generan estos nuevos datos es el efecto que causa la exposición a altos niveles de azúcar desde edad temprana. El Dr. José Pérez-Rodríguez, pediatra endocrinólogo de Baptist Children’s Hospital, advierte que, al tener que vivir con esta enfermedad un número mayor de años, los niños pueden tener complicaciones mucho más temprano que los adultos. “En la diabetes es muy importante el número de años que un individuo está expuesto a los niveles dañinos de azúcar”, explica.
De ahí que el diagnóstico temprano, ya sea de la prediabetes o de la diabetes tipo 2 en los niños y en los adolescentes, es fundamental para minimizar las graves consecuencias de esa enfermedad. El Dr.
Pérez-Rodríguez aconseja comenzar con los chequeos de colesterol, triglicéridos y glucosa entre los 8 y los 12 años, y no solamente cuando se trate de un niño obeso o con sobrepeso. “No queremos dejar pasar a aquellos niños que son delgados, pero que tienen una de BSA incluyen consultas con enfermeros(as) certificados en diabetes, nutricionistas y educadores físicos.
“En la primera visita individual se realiza una evaluación completa del paciente en la que se revisan las
cuatro cosas más básicas, que son: la medicina, el monitoreo del azúcar, el plan alimenticio y los ejercicios”, explica Matilde Lewis, enfermera y educadora del Centro. “Además, se les hace un plan específico de metas”. El Dr. Pérez-Rodríguez agrega que esas metas deben ser realistas, como por ejemplo, no subir de peso durante los seis primeros meses.
En esa primera visita al Centro de Atención para la Diabetes, los pacientes que necesiten medicinas
o insulina para controlar el azúcar reciben un medidor y se les explica cómo y cuándo usarlo, su importancia y cuáles son sus metas de glucosa.
Su objetivo es mantener el nivel de glucosa en la sangre lo más cercano a lo normal. Los pacientes o sus padres deben aprender a encontrar un equilibrio entre la insulina y el consumo de alimentos y el nivel de actividad para prevenir fluctuaciones en el azúcar.
La vida de un niño o un adolescente con diabetes es más complicada.
Además de padecer de una enfermedad crónica, más frecuente en los adultos,su enfermedad implica constantes mediciones del azúcar e inyecciones de insulina. A pesar de ello, la meta de los padres sigue siendo criar jóvenes saludables con el mínimo de limitaciones en sus actividades y su estilo de vida.
“El diagnóstico de la diabetes en un niño es algo devastador para los padres, y ellos necesitan el apoyo de
un(a) educador(a) de diabetes y de otros padres”, comenta la enfermera y facilitadora del grupo de apoyo de Baptist Hospital, Judy Waks, quien también es madre de un joven diabético.
“Cuando a mi hijo le diagnosticaron diabetes sentí muchas de las cosas que sienten los padres del grupo de apoyo sienten; estaba preocupada por el control de la diabetes y lo que esto significaría para mi hijo en el futuro”.
La diabetes tipo 2 es común en las familias hispanas. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades reportó que los hispanos tienen un 66 por ciento más de probabilidades que los blancos no hispanos de tener diabetes y una tendencia a presentar la enfermedad a una edad más temprana.
Consulte con el pediatra si cree que su niño(a) tiene algún factor de riesgo. Los factores de riesgo de la diabetes tipo 2 son: edad avanzada, obesidad, antecedentes de diabetes en la familia, problemas con el metabolismo de la glucosa, sedentarismo y la raza o el grupo étnico. Algunos de los síntomas que muchas veces pasan desapercibidos son sed constante, micción frecuente, hambre excesiva, pérdida inexplicable de peso y visión borrosa, entre otros.