El ataque o derrame cerebral: Es el primo más tímido del ataque cardiaco. Muchos le temen a los ataques cardiacos, pero los ataques o derrames cerebrales son la quinta causa principal de muerte en los Estados Unidos, según la American Stroke Association [1] y es la causa principal de discapacidad entre personas adultas [2]. Así que aunque usted sobreviva un ataque cerebral, su calidad de vida podría cambiar drásticamente. Lo que es más, un ataque cerebral se puede prevenir en su mayor parte. Conocer sus factores de riesgo y cómo reducirlos podría salvarle la vida.
Factores de riesgo
Javier Lopez, M.D. [3], neurólogo y director médico del programa de Accidentes Cerebrovasculares de South Miami Hospital [4], pone los factores de riesgo en dos categorías – los que se pueden controlar o modificar y los que no se pueden controlar.
El Dr. Lopez, quien también está afiliado con el Baptist Health Neuroscience Center, admite que no se puede hacer nada para cambiar su edad, sexo, historia familiar u origen étnico. Sin embargo, he aquí algunos datos conocidos según los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) [5]:
- Mientras que un ataque o derrame cerebral puede ocurrir a cualquier edad, su riesgo se duplica cada década de vida después de los 55 años.
- Las mujeres sufren más ataques cerebrales cada año que los hombres, y los ataques cerebrales matan dos veces más mujeres que el cáncer de seno cada año.
- El riesgo para los ataques cerebrales es el doble para los afroamericanos. Los hispanos y los asiáticos y de las islas del Pacífico también tienen mayor riesgo para los ataques cerebrales que los caucásicos.
“Nos enfocamos en los factores de riesgo que sí se pueden modificar, que provienen de nuestros estilos de vida, para reducir el riesgo para los ataques cerebrales”, dijo el Dr. Lopez. Estos factores de riesgo incluyen:
- Presión alta, o hipertensión
- Diabetes
- Colesterol alto o niveles sobre lo normal de triglicéridos, también conocido como hiperlipidemia.
- Tabaquismo
- Sobrepeso
- Apnea del sueño
Cómo reducir sus riesgos
De los factores de riesgo que sí se pueden controlar, el Dr. Lopez dice que estos seis cambios, le ayudarán a reducir su riesgo de sufrir un ataque cerebral.
- Reduzca su presión sanguínea. Ya sea mejorando su dieta para reducir su consumo de sal y para aumentar su consumo diario de frutas, vegetales y granos enteros o a través de los medicamentos recetados por su médico, mantener la presión sanguínea a niveles más bajos reduce el debilitamiento de los vasos sanguíneos que puede causar la formación de coágulos.
- Controle sus niveles de azúcar en la sangre. Demasiada glucosa en su sangre puede causar daños en sus nervios, vasos sanguíneos y órganos tales como los riñones, los ojos y el corazón. Reducir la cantidad de carbohidratos que requieren insulina para descomponerse en el cuerpo – o seguir cuidadosamente la prescripción de un médico para la insulina u otros medicamentos para reducir los niveles de azúcar en la sangre, reducirá su riesgo para un ataque cerebral.
- Reduzca el colesterol y los triglicéridos. El colesterol y la grasa, en la forma de triglicéridos que circulan en nuestra sangre, a menudo conduce a la arterioesclerosis, o la acumulación de placa en nuestros vasos sanguíneos. Cuando esto ocurre, pueden formarse coágulos de sangre que pueden soltarse y viajar por vía de las arterias hasta el cerebro. Una vez un coágulo llega a un vaso sanguíneo por el cual no puede pasar, este previene el flujo se sangre a esa parte del cerebro, lo que constituye un ataque cerebral. Seguir los consejos de un médico de atención primaria para limitar la cantidad de estas sustancias en su sangre, o ver a un cardiólogo o a un neurólogo para encontrar el medicamento correcto para ayudar a reducir estas sustancias puede disminuir significativamente su probabilidad de sufrir un ataque o derrame cerebral.
- Deje de fumar. La nicotina y otros químicos en los cigarrillos, incluyendo los cigarrillos electrónicos, contribuye a la formación de coágulos de sangre que pueden viajar hacia el cerebro. Dejar de fumar elimina su riesgo de sufrir un ataque cerebral por causa de estos químicos.
- Haga ejercicio. El ejercicio aeróbico – caminar, trotar, nadar y montar bicicleta – tres veces por semana – mantendrá su corazón y sus vasos sanguíneos en forma para reducir el riesgo de daños que pueden llevar a los ataques cerebrales.
- Mantenga un peso saludable. Estar en sobrepeso puede contribuir a un aumento en la diabetes, el colesterol y la presión elevada y la apnea del sueño. Mantener su Índice de Masa Corporal [6] a un nivel adecuado le ayudará a reducir su riesgo para un ataque cerebral.
Por supuesto, dice el Dr. López que los individuos que han sido diagnosticados con fibrilación auricular (conocida en inglés como A-Fib), o enfermedad cardiaca, o aquellos que hayan sufrido ataques isquémicos transitorios (AIT), o “mini derrames” o que hayan tenido un ataque cerebral anterior, deben tomar las precauciones adicionales que sus médicos hallan sin duda conversado con ellos.
Para el resto de las personas, conocer sus riesgos y como reducirlos, dice él, lo pone un paso más adelante en la prevención de los devastadores y mortales efectos de los ataques cerebrales.