Las nuevas directrices publicadas por un panel de expertos, urgen a los médicos a “prescribir” ejercicio para ayudar a reducir los riesgos para ciertos tipos de cáncer – y para mejorar los resultados de tratamiento y la calidad de vida de los pacientes que se someten a tratamientos para el cáncer.
Los beneficios del ejercicio regular para alcanzar o para mantener un peso saludable, combatir las enfermedades crónicas y para vivir generalmente más tiempo están bien establecidos. Sin embargo, las nuevas directrices van aún más lejos. Los expertos en oncología de ejercicios recomiendan el uso sistemático de una “prescripción de ejercicios” los proveedores de atención de salud y profesionales de ejercicios “para reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer y para satisfacer mejor las necesidades, preferencias y habilidades de las personas con cáncer”.
Los servicios de oncología de ejercicios ayudan a los pacientes a desarrollar un estilo de vida más saludable y activo durante y después del tratamiento contra el cáncer.
Las directrices, publicadas este mes, concluyen que el ejercicio puede contribuir a la prevención del cáncer de vejiga, seno, colon, esófago, riñón, estómago y el cáncer uterino. Las recomendaciones también indican que el ejercicio puede aumentar las tasas de supervivencia para pacientes con cáncer de seno, colon y próstata – y mejorar su calidad de vida, incluyendo una disminución en los efectos secundarios causados por el tratamiento contra el cáncer.
El panel que hizo las recomendaciones incluye expertos del American College of Sports Medicine, la American Cancer Society (ACS), los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. (CDC por sus siglas en inglés), el National Cancer Institute que es parte de los National Institutes of Health, y más de una decena de otros grupos.
“Estas recomendaciones están diseñadas para ayudar a los pacientes de cáncer a incorporar la actividad física en su recuperación, y son un importante recordatorio de que todos los adultos deben tratar de ser lo más físicamente activos como le permitan sus habilidades para la prevención del cáncer”, dijo Alpa Patel, Ph.D., director científico senior de investigación de epidemiología de la American Cancer Society, en una declaración [1] por el American College of Sports Medicine y la American Cancer Society.
Hacer ejercicios durante y después del tratamiento para el cáncer mejora la fatiga, la ansiedad, la depresión, la función física, la calidad de vida, y no agrava la linfedema que es una inflamación localizada del cuerpo que ocurre usualmente en los brazos o en las piernas, según los expertos.
Un estudio de gran escala que fue realizado hace tres años, encabezado por el National Cancer Institute y la American Cancer Society, encontró que las actividades físicas de placer parecen proporcionar beneficios anticancerosos.
“Aunque el mecanismo biológico específico por el cual la actividad física mitiga el riesgo para el cáncer aún no está claro, su impacto es convincente y nos debe empoderar a todos a desempeñar un papel activo en la promoción de nuestra salud y nuestro bienestar”, afirmó M. Beatriz Currier, M.D., directora médica de servicios de apoyo para el cáncer en Miami Cancer Institute.
El análisis, publicado en la revista médica JAMA Internal Medicine, encontró que las personas que están activas durante 150 minutos por semana – el equivalente a solamente 30 minutos por día, cinco días por semana – tenían un riesgo reducido para muchos tipos de cáncer. Mientras más activas eran las personas, más protector era el efecto de nadar, caminar, jugar deportes o de simplemente moverse.