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La presión sanguínea y el ritmo cardiaco: Aprenda la diferencia

Su presión sanguínea y su ritmo cardiaco no necesariamente están correlacionados, lo que significa que su pulso no es generalmente un buen indicador de presión alta o de  presión baja.

Una ritmo cardiaco en aumento no necesariamente causa que su presión sanguínea aumente al mismo paso.

Hay mucha confusión acerca de las lecturas de la presión sanguínea y del ritmo cardiaco, principalmente porque las dos se toman simultáneamente por la mayoría de los médicos y por los aparatos de auto-monitoreo que la gente usa en su casa.

Cualquier confusión entre las dos lecturas generalmente se aclara entre los pacientes que tienen que monitorearse la presión con regularidad, dice Curtis Hamburg, M.D. [1], FACC, cardiólogo del Miami Cardiac & Vascular Institute y miembro de Baptist Health Quality Network. Estos pacientes usualmente toman medicamentos para controlar la presión o tienen otros factores de riesgo para las enfermedades cardiacas.

“La mayoría de las personas que comienzan a medirse la presión entienden que la presión sanguínea y el ritmo cardiaco no se correlacionan”, dijo el Dr. Hamburg. “Los medicamentos para la hipertensión (la presión alta) pueden disminuir o aumentar el ritmo cardiaco. Es por eso que le pedimos a algunos pacientes que le den seguimiento a las dos lecturas a través del día”.

¿Qué exactamente es la presión sanguínea?
La presión sanguínea, generalmente dos números, mide la fuerza que ejerce el corazón contra las paredes de la arterias cuando bombea la sangre a través del cuerpo. La presión sistólica (el número más alto) mide la presión a medida que late el corazón y fuerza la sangre dentro de las arterias. La presión diastólica (el número más bajo) mide la presión a medida que el corazón se relaja entre latidos. La elasticidad de los vasos sanguíneos ayuda a determinar este número. Una lectura de 120/80 mm Hg (milímetros de mercurio) es considerada normal.

El ritmo cardiaco, un solo número, indica el número de latidos del corazón por minuto. Las frecuencias cardiacas de los adultos en reposo pueden variar entre 60 y 100 latidos por minuto. Los individuos saludables que hacen ejercicios con regularidad generalmente tienen el ritmo cardiaco más bajo en reposo.

El cuerpo tiende a controlarse la presión sanguínea
Cuando usted está nervioso o fatigado – por ejemplo después de hacer ejercicios o de subir escaleras – es probable que su ritmo cardiaco aumente rápidamente. Pero su cuerpo tiende a compensar, evitando que la presión aumente al mismo paso – a menos que usted necesite un medicamento para bajarle la presión.

Los vasos sanguíneos saludables se agrandan (se dilatan) para mantener la presión sanguínea bajo control. Este es el caso en las personas relativamente saludables, dijo el Dr. Hamburg, quien es Director Médico del Laboratorio de Ecografía del Miami Cardiac & Vascular Institute at Baptist Hospital Miami.

Pero la respuesta del cuerpo al esfuerzo excesivo varía en todas las personas, dependiendo de la edad y de la salud del corazón.

“Es una respuesta tan individual”, dijo el Dr. Hamburg. “No podemos mirar el ritmo cardiaco y poder saber lo que está sucediendo con la presión sanguínea en la mayoría de las personas”.

Las pruebas de esfuerzo
Los cardiólogos ordenan “pruebas de esfuerzo” para determinar la cantidad de esfuerzo y la demanda de oxígeno que su corazón puede manejar antes de desarrollar un ritmo anormal o la evidencia de isquemia (flujo de sangre insuficiente al músculo del corazón). La prueba más común es en una estera o cinta para caminar.

Las pruebas ayudan a determinar la efectividad de los tratamientos para mejorar el flujo de sangre dentro de los vasos sanguíneos en personas con enfermedades de las arterias coronarias. Tanto la presión sanguínea como el ritmo cardiaco son monitoreados muy de cerca.

“Medimos la cantidad de oxígeno que exige el cuerpo y que afecta tanto el ritmo cardiaco como la presión sanguínea, pero no de la misma manera”, dijo el Dr. Hamburg.

Factores Vitales
Estos son los factores importantes que debe saber acerca de la presión sanguínea y el ritmo del corazón según la Asociación Americana del Corazón: