Nuestros riñones funcionan como el sistema de filtración de nuestros cuerpos. Al igual que el filtro de una piscina o de un acuario, cuando los riñones dejan de funcionar adecuadamente, nuestros cuerpos luchan para eliminar los líquidos y los desperdicios. Con el paso del tiempo, la enfermedad renal crónica (CKD por sus siglas en inglés), puede causar la necesidad para la diálisis o para un trasplante de riñón.
La prevalencia de enfermedad renal crónica
Con consecuencias tan dramáticas, puede resultar sorprendente que los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU [1]. (CDC por sus siglas en inglés) reportan que un estimado de un 15 por ciento de los adultos estadounidenses tienen la enfermedad renal crónica. Las mujeres y las poblaciones afroamericanas e hispanas tienen el más alto riesgo para la enfermedad. Sin embargo, prevenir la enfermedad renal crónica se logra controlando la presión sanguínea, los niveles de glucosa en la sangre y manteniendo un peso saludable a través de la dieta y el ejercicio.
Los factores de riesgo para la enfermedad renal crónica
“Hoy en día se sabe que la presión alta o hipertensión y el azúcar elevado o la diabetes lesionan a los riñones con el pasar del tiempo”, dijo Pascual De Santis, M.D. [2], endocrinólogo con Baptist Health Medical Group [3]. “Si podemos controlar estos factores, entonces podemos reducir significativamente el riesgo de una persona para desarrollar la enfermedad renal crónica”.
Además, el Dr. De Santis dice que las investigaciones emergentes señalan a la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico [4] como factores clave en el desarrollo de la enfermedad renal crónica.
“Cuando el cuerpo no puede producir suficiente insulina como para mantener un nivel saludable de glucosa en la sangre, y también se tiene la presión alta, obesidad abdominal, triglicéridos elevados en la sangre o niveles bajos de HDL – el colesterol ‘bueno’, su riesgo para la enfermedad renal crónica es mucho más alto”, afirmó él. Mientras que no se ha comprobado una relación causal entre el síndrome metabólico y la enfermedad renal crónica, según un estudio del 2013 citado por los National Institutes of Health [5], las personas con este grupo de factores de riesgo tienen más del doble de probabilidad de desarrollar la enfermedad renal crónica que las personas sin el síndrome metabólico.
Cómo prevenir la enfermedad renal crónica
A menudo, controlar estos factores significa implementar hábitos saludables de estilo de vida, dice el Dr. De Santis. Cuando él ve a un paciente con presión alta o con el azúcar elevado, él recomienda un mejor control sobre la dieta y el ejercicio. “Yo les recomiendo a mis pacientes que reduzcan su consumo de sal y que aumenten su nivel de actividad, restrinjan las calorías – especialmente las de los carbohidratos procesados, dejen de fumar y aumenten su movimiento y ejercicio”, dijo él.
Para los pacientes diagnosticados con diabetes, el Dr. De Santis dice que manejar su enfermedad a través de los cambios al estilo de vida y los medicamentos, incluyendo la terapia de insulina cuando sea necesaria, es aún más importante para prevenir el daño a los riñones. “La diabetes conduce al daño microvascular y los vasos sanguíneos de los riñones desempeñan un papel importante en su función. Controlar el exceso de azúcar en la sangre mantiene ese daño al mínimo”, dijo él.
El Dr. De Santis dice que el estilo de vida estadounidense, marcado por dietas consistentes de alimentos procesados y azucarados, los bajos niveles de actividad y la privación crónica del sueño, están causando un aumento en la prevalencia de la presión alta, el síndrome metabólico y la diabetes. Con las proyecciones de que la prevalencia de la diabetes en los Estados Unidos se duplicará para el año 2034 [6], la enfermedad renal crónica probablemente aumentará también.
Sin embargo, él dice que hay una manera de detener esta tendencia. “Al modificar los malos hábitos de estilo de vida, se puede reducir su riesgo para muchos factores que pueden causar la enfermedad renal crónica”, dijo él.