La bursitis una de las lesiones de sobreuso más comunes según los ortopedas y los expertos en medicina deportiva.
¿Qué es la Bursitis?
En términos simples, la bursitis ocurre cuando la bursa – una bolsa delgada y llena de líquido que acojina el hueso de las estructuras que lo rodean, tales como los tendones y los músculos – se inflama. Usualmente la inflamación ocurre debido a una lesión directa, sin embargo, los movimientos repetitivos, las enfermedades crónicas como la artritis y las infecciones, también pueden causar que las bursas se inflamen.
“Las bursas se encuentran a través de todo el cuerpo incluyendo en las rodillas, caderas, codos, hombros y tobillos”, afirmó Michael Swartzon, M.D. [1], doctor en medicina primaria que se especializa en Ortopedia y en Medicina Deportiva en el Miami Orthopedics & Sports Medicine Institute. [2] “Cuando están se irritan, se inflaman y luego los nervios en estas bursas señalan dolor, avisándonos que algo anda mal”.
¿A quién le da bursitis?
El Dr. Swartzon a menudo ve pacientes que se quejan de dolor después de las actividades deportivas o los ejercicios. “Los saques grandes repetidos con una raqueta de tenis, por ejemplo, pueden causar que la bursa del hombro se inflame”, dijo él. Los ejercicios competitivos también pueden ser la causa. Pero él también ha visto mamás que desarrollan bursitis de cargar a sus bebés. Los jardineros, los músicos y los carpinteros también son susceptibles a la bursitis, según los National Institutes of Health, [3] debido a la naturaleza repetitiva del uso de sus articulaciones.
¿Cómo se diagnostica la bursitis?
Cuando estalla el dolor en el área de una articulación, el Dr. Swartzon recomienda descanso y buscar atención médica. Un médico hará una evaluación del dolor y examinará el área para detectar cualquier deformidad o hematoma. Él o ella también palparán el área para determinar si existe una lesión más seria a los tendones o los músculos y para tratar de recrear el movimiento que causa el dolor para determinar si puede ser bursitis. A menudo la bursitis causa dolor lejos de la bursa inflamada, tal como cuando una bursa inflamada en el hombro causa dolor de cuello.
A veces una placa de rayos X o un MRI puede ser necesario para diagnosticar la bursitis. Los rayos X no muestran la bursa, según el Dr. Swartzon, pero sí pueden ayudar a eliminar otras causas para el dolor. Los MRIs y el ultrasonido muestran las bursas inflamadas y pueden ser útiles para diagnosticar la bursitis.
Cómo tratar la bursitis
El Dr. Swartzon dice que el primer paso para tratar la bursitis es evitar las actividades que causen dolor. “Normalmente la gente prueba el primer paso del tratamiento, que es descansar el área”, dijo él. “Luego, dependiendo de esos resultados podemos recomendar la aplicación de hielo por 15 a 20 minutos, entre 2 y 3 veces al día para ayudar a reducir la inflamación”. La próxima recomendación puede ser elevar o ponerle un soporte a la articulación que está causando el dolor, pero el Dr. Swartzon dice que esta técnica no funciona en el hombro. Los medicamentos antiinflamatorios tales como el ibuprofeno o el naproxen, que se pueden comprar sin receta, también pueden ayudar a aliviar el dolor y a promover la sanación de la bursa según la Arthritis Foundation [4]. Si la bursitis es el resultado de una infección, se recetarán antibióticos.
Si ninguna de estas otras opciones funciona para tratar la bursitis de un paciente, o si es un problema recurrente, el Dr. Swartzon recomienda una inyección de corticoesteroides, la fisioterapia o una combinación de ambas. “La fisioterapia generalmente es la mejor opción para tratar la bursitis con eficacia”, dijo él. Ocasionalmente puede ser necesaria la cirugía.
Cómo prevenir la bursitis
La prevención de la bursitis comienza con entender sus limitaciones, dice el Dr. Swartzon. “Es importante cuando esté entrenando o haciendo un nuevo deporte o actividad, que usted prepare su cuerpo para el nuevo movimiento que se estará repitiendo”, dijo él. “Si usted está entrenando con un entrenador, converse acerca de sus lesiones pasadas con esa persona para que él o ella le puedan ayudar a fortalecer sus músculos, articulaciones y tendones lentamente para poder soportar estas nuevas exigencias”.
El Dr. Swartzon dice que también es buena idea permanecer en buen estado físico haciendo ejercicios con regularidad, siguiendo las Directrices por los Centros Para el Control y la Prevención de Enfermedades [5]. Estas directrices recomiendan 150 minutos de actividad cardiovascular moderada por semana y actividad de resistencia moderada por lo menos dos días por semana.
La clave para reducir el riesgo de bursitis y de otras lesiones de sobreuso, según el Dr. Swartzon, es de entrenar bien, dejar que sus articulaciones descansen entre períodos de actividades similares y conocer lo que su cuerpo puede y no puede soportar.