Las alarmas médicas están sonando por el aumento dramático de la obesidad infantil. De acuerdo con los Centros para Control y Prevención de Enfermedades, cerca del 17 por ciento de los niños en EE.UU., entre las edades de 2 y 19, son obesos – un impresionante aumento de 300 por ciento en sólo una generación.
“Sabemos que la obesidad infantil crece a pasos agigantados”, dice el Dr. Anthony González, director [1] médico de cirugía bariátrica en Baptist Health South Florida.“El estilo de vida activo de los niños y adolescentes se deteriora al tiempo que el consumo de comida aumenta”.
Con accesorios como smart phones, juegos de video, tabletas y computadoras, los niños pasan más tiempo en actividades sedentarias y menos quemando calorías al aire libre con actividades físicas. Las porciones de alimentos súper grandes – en casa y en los restaurantes – acrecientan el problema y aumentan el riesgo del niño a padecer de apnea del sueño, hipertensión, enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, dice el Dr. González.
Las estadísticas de salud son impactantes, especialmente cuando se trata de riesgo a largo plazo. De acuerdo a un estudio médico, el setenta por ciento de los niños obesos tienen al menos un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular y casi el 40 por ciento tiene dos o más factores de riesgo.
“Si los niños están sobrepeso, es muy probable que de adultos su obesidad sea aun más severa. La obesidad en adultos está asociada con muchos trastornos de salud serios, incluyendo enfermedad cardiaca, diabetes y algunos cánceres”, reporta el CDC.
Lo que es más, de acuerdo con el CDC, el niño con sobrepeso también podría sufrir de una variedad de problemas sociales y psicológicos, incluyendo discriminación, depresión y baja autoestima. Los problemas y soluciones relacionadas con la obesidad se extienden más allá del niño o adolescente.
“Para poder combatir la obesidad infantil, deben efectuarse cambios en el hogar”, dice el Dr. González.
Él recomienda estas estrategias centradas en la familia para controlar la obesidad infantil.
Educación: Conozca los números de sus hijos, especialmente el de índice de masa corporal, o BMI por sus siglas en inglés, un cálculo que utiliza la altura y el peso para determinar si su hijo está obeso o sobrepeso. El CDC ofrece una calculadora de BMI en línea para niños y adolescentes. Un niño se considera sobrepeso si su BMI está en el percentil de 85 o más alto y obeso si el BMI está en el percentil 95 o mayor, basado en otros niños del mismo sexo y edad.
Misión de encontrar la verdad: Discuta sus preocupaciones con el pediatra de su hijo. Averigüe si hay un desequilibrio hormonal u otros problemas médicos. Si los exámenes estándar sugieren cualquier anormalidad, su pediatra puede referirle a un especialista, como un endocrinólogo.
Reclute a la familia: La familia completa debe jugar un papel de apoyo al estilo de vida más saludable para el niño o adolescente obeso. El Dr. González prescribe un nuevo menú de diversión familiar al aire libre y una orientación más saludable hacia la comida.
Consejería nutricional: ¿Sabía usted que las bebidas endulzadas son la principal fuente de azúcar y calorías extra para los niños en los EE.UU.? Un nutricionista o dietista puede ayudarle a programar un plan de comidas para almuerzos saludables en la escuela, cenas y meriendas. La consejería nutricional está disponible de una variedad de programas, incluyendo eventos comunitarios y consultorios médicos. Nosotros podemos (We can), un programa nacional de bienestar, ofrece una variedad de actividades apropiadas para la familia y herramientas para planear comidas.
Y cuando otros métodos no tienen éxito, la cirugía para perder peso es una opción para el adolescente mórbidamente obeso. El Programa Quirúrgico para Perder Peso en South Miami Hospital tiene un servicio creado especialmente para los adolescentes entre las edades de 14 y 21. El adolescente y su familia colaboran muy de cerca con el cirujano bariátrico, enfermero coordinador bariátrico, fisiólogo de ejercicios, entrenador para perder peso y consejero bariátrico del paciente.
Una vez que las familias decidan por la cirugía para perder peso, el adolescente se matricula en un programa de ejercicio de tres meses, enfocado a su edad y desarrollo, para prepararse para el procedimiento. Para calificar para la cirugía de pérdida de peso, el adolescente debe haber alcanzado “madurez ósea”, que significa haber alcanzado su máximo crecimiento, algo que determinará su médico. Además, los candidatos y sus familias deben aprobar una evaluación psicológica para asegurar que el adolescente debe cumplir y la familia apoyar la rutina posquirúrgica, que incluye ejercicio, nutrición y un régimen de vitaminas.
“Es un enfoque multidisciplinario para realinear el comportamiento del niño”, dice el Dr. González.