El ejercicio regular puede tener un poderoso efecto en la salud de las personas – e inclusive reducir la presión sanguínea y la grasa visceral casi tan eficazmente como con los medicamentos recetados comunes, según dos estudios separados que estás ayudando a aclarar los beneficios de la actividad física.
Sin embargo, aún es demasiado pronto para concluir que el ejercicio puede reemplazar los medicamentos para muchos pacientes, especialmente aquellos que toman medicamentos para tratar la hipertensión, otros factores de riesgo para la enfermedad cardiaca y otras condiciones crónicas. Hacen falta más estudios para determinar cuáles son los tipos de ejercicios que mejor tratan las condiciones específicas y cuánto ejercicio sería eficaz.
Sin embargo, las nuevas investigaciones son alentadoras para los médicos, los dietistas y los entrenadores de ejercicios quienes regularmente instan a sus pacientes a que adopten una rutina regular de ejercicios para manejar mejor o para prevenir las condiciones crónicas.
“Estoy completamente de acuerdo de que el ejercicio es medicina”, dice Michael Swartzon, M.D., médico de atención primaria y de medicina deportiva con Miami Orthopedics & Sports Medicine Institute. “Esto reafirma que el ejercicio – en conjunto con una dieta adecuada – es esencial para el tratamiento de la presión alta”.
El primero de los dos estudios fue publicado en diciembre en la revista British Journal of Sports Medicine. Los investigadores analizaron los datos de 197 ensayos clínicos que monitorearon los efectos de rutinas de ejercicio estructuradas para reducir la presión sistólica, el número alto. Los investigadores también analizaron información de 194 ensayos clínicos que examinaron el impacto de los medicamentos por receta en la presión sanguínea. En total, los estudios incluyeron a casi 40,000 personas.
Los tipos de ejercicio en los estudios incluyeron caminar, trotar, correr, montar bicicleta y nadar. El entrenamiento con pesas u otras formas de resistencia también fue parte de la investigación – así como también lo fue una combinación de ejercicios aeróbicos y entrenamiento de resistencia. Los investigadores encontraron evidencia que sugiere que el ejercicio regular puede ser tan eficaz para bajar la presión sanguínea como lo son las pastillas recetadas.
La presión sistólica es el número alto de la lectura de la presión sanguínea. Este mide la cantidad de presión en sus vasos sanguíneos cuanto late su corazón. Idealmente, ese número debe mantenerse en menos de 120. Eso es debido a que el estrés adicional en las arterias puede conducir a los ataques cardiacos, los infartos cerebrales y la insuficiencia cardiaca.
El segundo estudio fue publicado en febrero en la revista Mayo Clinic Proceedings. Los investigadores se enfocaron en la grasa, y en particular la grasa visceral, que es el tipo peligroso que se acumula en el centro del cuerpo o la cavidad abdominal, debajo de la piel. Mientras más grasa visceral almacene una persona, más alto será su riesgo para ciertos problemas serios de salud, tales como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiaca.
Hay ciertos medicamentos que han sido aprobados para reducir la grasa visceral y otros tipos de grasa. Sin embargo, los investigadores en el segundo estudio encontraron que el ejercicio era una opción levemente mejor que los medicamentos ya que el ejercicio desempeña un papel más importante en perder las libras asociadas con la grasa visceral.
“Nosotros recomendamos un mínimo de 150 minutos por semana de ejercicios cardiovasculares y 150 minutos por semana de entrenamiento de resistencia”, dice el Dr. Swartzon. “Yo he visto a muchos pacientes que han reducido o eliminado el uso de medicamentos recetados simplemente con la dedicación a los cambios de estilo de vida y el ejercicio”.