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El diagnóstico de cáncer cerebral de McCain: Una dura batalla por delante

El tipo de tumor cerebral que los médicos le extirparon al Senador John McCain la semana pasada es conocido como un glioblastoma, un tipo de cáncer sumamente maligno que se riega rápidamente.

La agresividad del tumor puede ser atribuida a su localización común, rodeando e invadiendo los vasos sanguíneos del cerebro y estimulando el crecimiento de nuevos vasos dentro y alrededor del tumor. Sus células también tienden a regarse muy rápidamente a lo largo de las fibras y tractos del sistema nervioso.

Alrededor de 12,000 personas son diagnosticadas con glioblastoma cada año en los Estados Unidos. La mayoría mueren en un espacio de dos años, aunque algunas personas sobreviven más de cinco años. El Sr. McCain tiene 80 años.

“Glioblastoma es uno de los cánceres cerebrales más malignos que existen”, afirmó Vitaly Siomin, M.D. [1], neurocirujano con Miami Cancer Institute [2]. “Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, lleva a resultados muy poco favorables”.

Los médicos del Sr. McCain dijeron en una declaración que el tumor fue responsable por un pequeño coágulo de sangre sobre el ojo izquierdo del senador del estado de Arizona, el cual fue extirpado el pasado viernes durante un procedimiento mínimamente invasivo.

Los estudios de imágenes completados desde la semana pasada indican que los médicos de McCain pudieron remover todo el tejido tumoral visible. “El tejido que nos preocupaba fue completamente resecado según el criterio de las imágenes”, decía la declaración del los médicos. Ellos dijeron que McCain y su familia estaban estudiando las opciones de tratamiento que podrían incluir una combinación de quimioterapia y radiación.

Sin embargo, es virtualmente imposible poder remover completamente las células tumorales de un glioblastoma.

“Puede que esto no necesariamente afecte su vida de inmediato…especialmente ya que la cirugía (para extirpar el tejido tumoral visible) fue realizada con éxito”, dijo el Dr. Siomin. Sin embargo, a medida que progresa la enfermedad, y esta invariablemente progresa en la gran mayoría de los pacientes, sería muy raro que un paciente sobreviva más de 14 meses”.

Al igual que con muchos tipos de tumores, la causa exacta de los glioblastomas no es conocida.

Porque los glioblastomas pueden crecer rápidamente, la mayoría de los síntomas comunes son causados usualmente por el aumento de presión en el cerebro. Estos síntomas pueden incluir dolores de cabeza, nauseas, vómitos y somnolencia. Dependiendo de la localización precisa del tumor, los pacientes también pueden experimentar otros síntomas tales como debilidad en un lado del cuerpo, dificultades con la memoria o el habla y cambios en la visión.

“De hecho, es bastante común presentar sin síntomas y luego encontrar la lesión incidentalmente”, dijo el Dr. Siomin, que también es el director del Programa de Tumores Cerebrales de Baptist Health Neuroscience Center [3]. Pero si el tumor sigue creciendo, los síntomas son mucho más probables, añadió él. “Los pacientes típicamente desarrollan algunos déficits focales/neurológicos, tales como debilidad hasta el punto de la parálisis”, dijo él. “Estos pueden desarrollar convulsiones. Otros problemas pueden involucrar cambios de personalidad”.

Según la American Brain Tumor Association, los glioblastomas representan alrededor de un 15 por ciento de todos los tumores cerebrales primarios un alrededor de un 60 a un 75 porciento de todos los astrocitomas, el tipo de cáncer cerebral que se origina en las “células gliales” del cerebro, o las células que rodean a las neuronas. Este tipo de cáncer cerebral usualmente no se riega fuera del cerebro y la columna vertebral. Estos tumores aumentan en su frecuencia con la edad, y afectan más a los hombres que a las mujeres. Solamente un tres por ciento de los tumores cerebrales infantiles son glioblastomas.

El Dr. Siomin añade que McCain puede vencer los pronósticos, pero que tiene una batalla muy dura por delante, tomando en consideración su edad y las reacciones típicas a los tratamientos posquirúrgicos, incluyendo una combinación de quimioterapia y de radiación.

“Cada neurocirujano tiene casos anecdóticos”, dice el Dr. Siomin. “Todos tenemos pacientes que sobreviven 5 años, 7 años y hasta 10 años (luego de un diagnóstico de glioblastoma). Pero estos no son los casos típicos. Y la mayoría de los pacientes que vemos tienen resultados bastante desfavorables durante ese período de tiempo de un año”.