Era una soleada tarde de finales de octubre, día inaugural de la temporada de fútbol, y Karissa Zuriarrain, mediocampista de 15 años de Coral Gables High School, iba tras el balón intentando robarlo. Clavó el pie izquierdo en el césped e hizo un corte a la derecha. Y, así, terminó la temporada para ella.
Escuchó el horrible sonido —algo que cruje y revienta— antes de sentir un dolor punzante. Se había desgarrado el menisco y el ligamento cruzado anterior (ACL, por sus siglas en inglés), una lesión a la que son más proclives las deportistas de alta intensidad.
No era la primera ni sería la última vez que una jugadora tenía que salir del campo esa tarde. Antes de que Karissa cayera, una compañera de equipo se torció el tobillo y, en el segundo tiempo, una jugadora de South Miami sufrió la segunda lesión severa de rodilla del partido. Para mediados de temporada, el equipo de Coral Gables había perdido otras jugadoras a causa de lesiones, incluyendo un cuello fracturado, una concusión y un músculo de la pierna desgarrado.
El auge de los deportes organizados y competitivos entre jóvenes ha llevado a un aumento correspondiente de lesiones y de nuevas estrategias para prevenirlas (ver el artículo relacionado en la p. 16). “No pasa un turno sin que veamos un lesion deportiva”, asegura el Dr. Tony Tavarez, director médico adjunto de la Sala de Emergencias de Baptist Children’s Hospital. Para al gunos jóvenes, la atención no termina en la sala de emergencias.
Desde futbolistas, basquetbolistas, beisbolistas y tenistas hasta nadadores, corredores y animadoras, números record de jóvenes atletas están siendo atendidos por especialistas del Center for Orthopedics and Sports Medicine (Centro de Ortopedia y Medicina Deportiva) de Doctors Hospital y West Kendall Baptist Hospital. En Doctors Hospital, los especialistas atienden a niños mayores de 12 años.
En West Kendall Baptist Hospital, el Dr. Charles Jordan, cirujano ortopédico especialista en traumatismos, atiende a niños mayores de 5 años, y también trabaja en la Sala de Emergencias de Baptist Children’s Hospital.
Encabezado por el director médico del centro, el Dr. John Uribe, el equipo de medicina deportiva ha atendido a atletas olímpicos, profesionales y de élite por más de dos décadas, así como a alumnos de secundaria. El Dr. Uribe, el Dr. Keith Hechtman y el Dr. John Zvijac trabajan como consejeros médicos voluntarios en el programa atlético de las Escuelas Públicas de Miami-Dade.
“Es la piedra angular de nuestra práctica”, explica el Dr. Uribe, médico del equipo de los Florida Panthers.
A finales de los años 1980, “sentí la urgente necesidad de atender a los chicos de secundaria, sobre todo los de barrios marginales, que carecían de atención”.
Hoy día, el programa continúa con empleados del centro ofreciendo exámenes físicos gratis a los atletas de escuelas públicas antes de competir.
El centro también tiene un representante en la línea de banda de todos los partidos de fútbol de cada escuela pública y ofrece clínicas para entrenadores sobre cómo reducir riesgos. “La mejor manera de tratar una lesión es previniéndola”, asegura el Dr. Hechtman, médico del equipo de Florida International University, quien ha notado un aumento en la tasa de lesiones entre preadolescentes. “Acabo de reparar una lesion en la fisis de hombro de un jugador de lacrosse de 12 años”.
En la primera cita médica de Karissa, el Dr. Zvijac le explicó por qué las atletas femeninas tienen más riesgo de sufrir una rotura del ACL.
Situado en la parte posterior de la rótula, el ACL actúa como una banda que la une al fémur y a la tibia. El ligamento estabiliza la articulación cuando la rodilla gira y evita que la tibia se desplace hacia adelante. Un ACL se desgarra cuando el deportista baja de un salto o cambia de dirección repentinamente.
Las chicas tienden a correr más erguidas que los varones, explica el Dr. Zvijac, lo cual hace más presión sobre la rodilla durante un movimiento de alta intensidad. Después de la pubertad, sus caderas se ensanchan, resultando algunas veces en genu valgo — una deformación del muslo y la pierna —, que también hace presión sobre la articulación.
El estrógeno hace más laxos los ligamentos de chicas adolescentes y eso, combinado con menos masa muscular y con un espacio más estrecho donde el ACL se une al fémur, también representa más riesgo para las jóvenes.
El Dr. Zvijac planea tratar la lesion de Karissa con cirugía, usando una pieza de su propio tendón rotuliano
para reconstruir el ACL desgarrado. Pero primero le prescribió tres sesiones de fisioterapia. “Si se recupera la movilidad antes de la cirugía, se obtienen mejores resultados”, dice el especialista. “Se notará la mejoría y la rehabilitación será más rápida”.
El Dr. Zvijac, que es médico de los Tampa Bay Buccaneers, algunas veces atiende a sus pacientes de secundaria hasta que se convierten en profesionales, como fue el caso de cinco jugadores de Tampa Bay que trató cuando eran futbolistas adolescentes.
A pesar del aumento de las lesiones entre chicas atletas, el fútbol americano sigue representando casi la mitad de todas las lesiones deportivas que se ven en el centro.
Hace un año, el Dr. Uribe estaba trabajando en la línea de banda durante un partido de fútbol entre Central High y Northwestern cuando el destacado corredor ofensivo Dalvin Cook se emparedó entre dos defensores. “Se le salió el hombro”, cuenta Betty Cook, la madre del muchacho. “El Dr. Uribe lo puso en su lugar en la línea de banda”.
Cuando Dalvin fue al centro para una cita de seguimiento, fue atendido por el Dr. Hechtman y su equipo. “Dalvin se sintió muy cómodo con ellos, y por eso decidí que ese era el lugar donde debía estar”, señala su madre. “Le recomiendo estos médicos a cualquier persona con una lesión deportiva”.
El Dr. Hechtman le practicó una cirugía ambulatoria en Doctors Hospital para reparar el hombro lastimado.
Dalvin regresó al campo para la temporada 2012, liderando a Central hacia el campeonato estatal en diciembre.
El Dr. Hechtman lo vio jugar uno de los partidos finales de la temporada. “Lo vi devolver una patada para un touchdown y correr un total de 155 yardas”, comenta con orgullo.
Karissa espera tener una recuperación igualmente espectacular. Su rehabilitación comenzó en casa el mismo día de la cirugía, con una máquina de movimiento pasivo continuo, (CPM por sus siglas en inglés). La máquina se encargó de mover la pierna mientras ella estaba recostada. “Uno se relaja y la máquina haceel trabajo”, explica Jorge Giral, fisioterapeuta de Karissa. “Es una manera de restaurar el movimiento lo antes posible”.
Aproximadamente una semana después, la muchacha comenzó a ir a terapia tres veces por semana en el nuevo centro ambulatorio de rehabilitación para medicina deportiva de Doctors Hospital. La terapia incluía biorretroalimentación y estimulación eléctrica para ayudar a que su músculo cuádriceps femoral comenzara a funcionar de nuevo, masajes en la rodilla para remover el tejido cicatrizado y diversos ejercicios.
También la colocaron en una caminadora antigravitacional que se llena de aire presurizado, asegurada de la cintura hacia abajo, para que pudiera practicar su patrón de movimientos soportando sólo una parte del peso de su cuerpo. “Esto ayuda a recuperar un patrón normal de paso”, dice Giral.
Menos de seis semanas después de someterse a cirugía, Karissa ya caminaba sin muletas. “Es más difícil de lo que pensé, pero estoy caminando más pronto de lo que esperaba”, confiesa. Su madre, Jennifer Zuriarrain, admite que la experiencia que tuvo su familia en el centro suavizó el golpe que representó la lesión de Karissa. “No podría estar más satisfecha con un médico o con un hospital. Recibimos una atención excelente. A Karissa le encanta ir a terapia”.
La chica espera recuperarse del todo para volver a jugar con su equipo cuando comience la temporada en agosto. “Cuando regrese, voy a estar mejor que antes”, asegura.