Los niños y adolescentes del Sur de la Florida pasan innumerables horas afuera en el sol de verano del Sur de la Florida. Y mientras que muchos siguen los consejos de usar los bloqueadores solares para proteger su piel de los dañinos rayos del sol, otros no toman los pasos necesarios para proteger sus ojos de esos mismos peligrosos rayos de luz ultravioleta.
Demasiada exposición a la radiación ultravioleta (UV) en un corto tiempo puede llevar a una condición conocida como la fotoqueratitis o “quemadura de sol del ojo”. Puede ser una condición dolorosa que incluye enrojecimiento, la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, sensibilidad a la luz y lagrimeo.
Mark Feldman, M.D., oftalmólogo con el Baptist Eye Surgery Center at Sunrise, dice que la exposición a la luz solar a largo plazo sin protección “puede causar cambios en la superficie del ojo, los cuales pueden llevar a una irritación crónica y al enrojecimiento de los ojos”.
Las investigaciones han demostrado que inclusive una exposición leve a los rayos UV a través de los años puede aumentar las probabilidades de desarrollar una catarata y hasta puede causar daños a la retina, el revestimiento del ojo que se utiliza para ver.
El Dr. Feldman también recalca la importancia de usar gorras o sombreros de ala ancha como otra medida de protección para la cara y hasta para los párpados, contra el cáncer de la piel.
Según la American Optometric Association, para proporcionar protección adecuada para sus ojos, las gafas de sol deben:
- Bloquear de un 99 a un 100 por ciento de ambos los rayos UV-A y UV-B;
- Proteger de un 75 a un 90 por ciento de la luz visible;
- Estar perfectamente combinados en cuanto al color y libres de distorsión e imperfecciones; y
- Tener lentes que son grises para el reconocimiento apropiado de los colores.
Los lentes de las gafas de sol deben ser hechos de policarbonato si usted participa en un trabajo o deportes que puedan ser potencialmente peligrosos para los ojos. Estos lentes proporcionan la mayor resistencia contra el impacto.